La rehabilitación de los miembros inferiores es beneficiosa aunque preceda, acompañe o siga a un tratamiento médico o a una intervención. Sus objetivos primordiales son atenuar el impacto de los diferentes factores de riesgo y vencer el temor de la arteriopatía. Su contenido depende de la distinción entre isquemia de esfuerzo y de reposo. Sencilla, rápida y fácil, esta distinción se realiza a partir de la observación de la decoloración de los tejidos periféricos. Durante la isquemia de esfuerzo, el objetivo principal de la rehabilitación es la recuperación (realista) de la marcha o las actividades básicas de la vida diaria. Durante la isquemia de reposo con o sin úlcera, el protocolo está basado en la lucha contra el edema y la recuperación de la movilidad articular. Los límites de la rehabilitación se establecen esencialmente en la extensión de la enfermedad a otras zonas. Su principal criterio de eficacia es la mejoría del perímetro de la marcha, que se determina periódicamente con o sin cinta de correr, con o sin medidas de las presiones sistólicas en el tobillo, con o sin registro de los datos velocimétricos de las arterias tibiales.
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